Ideas sobre... Los pacientes

¿Qué ha entorpecido la relación médico-paciente estos últimos años? ¿La voz de los pacientes es siempre silenciada? ¿Sirve tomar el rol de víctima cuando se es paciente y se ha sufrido alguna lesión ocasionada por negligencia médica?...

Estas preguntas las iré respondiendo a lo largo de todo este texto, pero comenzaré con la definición
general de lo que es ser paciente. Dentro del área de las ciencias de la salud, un paciente es una persona que padece de alguna enfermedad, acude con un médico para conseguir tratamiento oportuno y; de ser necesario, someterse a estudios complementarios. En mi opinión, debería de buscarse otra palabra para definir al usuario que recibe el servicio sanitario; ya que la palabra "paciente" hace referencia a alguien pasivo, silencioso, que siempre espera... cosa con la que no estoy totalmente de acuerdo ya que incluso una relación meramente profesional tipo médico-paciente es mucho más que una actuación técnica. Son verdaderas interacciones humanas, con el contenido emocional que ellas conllevan; y aunque esta relación lleva implícito un reparto de roles, no podemos evitar que el componente subjetivo aflore. Y es que es justamente ese "componente subjetivo" del que forman parte nuestras emociones y sentimientos, lo que hace que algunos pacientes nos caigan bien y otros despierten sensaciones negativas. Probablemente muchos médicos opinen que tal cosa no debería suceder porque se perdería toda objetividad científica y de alguna forma nos alejaríamos del deber médico; sin embargo, siempre hay que mantener un equilibrio y marcar un límite entre ser ajenos a la persona y "encariñarse" con ella.

Una buena relación médico-paciente se define por la existencia de confianza; ésta existe cuando
ambas partes contribuyen, el paciente está dispuesto a exponer sus problemas y el médico toma una actitud de interés para garantizar la confidencialidad, facilita la confianza y lo alienta a exponer sus problemas. Y es que esta es la clave del diagnóstico, una relación genuina, capaz de generar la atmósfera de fe, comprensión y respeto.
Lo que queda claro es que el mayor esfuerzo lo realiza el personal de salud, ya que tiene la gran responsabilidad (y capacidad) de adoptar un estilo de "interrogatorio" para cada paciente dependiendo de su molestia, los factores psicológicos, familiares, sociales y ambientales.

Durante los últimos años el binomio médico-paciente ha sido más complejo, a menudo un nuevo integrante se suma y la relación se ve interferida, convirtiéndose en médico-institución-paciente, médico-administración-paciente o médico-norma-paciente. ¿Cómo se ha llegado a este punto? Bueno... eso es fácil de explicar e intentaré ser breve. Frente al nuevo entorno laboral, caracterizado por el sostenido aumento del costo de la salud, se han establecido nuevos mecanismos de control. La empresa de medicina prepagada cobra las cuotas de sus asociados y para su atención debe contratar los servicios de los prestadores. La empresa intenta minimizar los gastos (disminuir los honorarios médicos) y los médicos e instituciones prestadoras, por su parte, intentan maximizar sus beneficios por diferentes medios... y es aquí justamente donde la atención al paciente
se ve limitada por cláusulas de contrato que restringen procedimientos o tratamientos necesarios, mientras que los médicos se ven obligados a limitar su atención a los pacientes.

Pero eso no es todo, existe además un conflicto de intereses muy importante que hay que mencionar.
¿Qué es un conflicto de intereses?... Es cuando un interés primario (ético, moral o profesional) choca contra intereses financieros, situación frecuente en la práctica médica. Ahora... los médicos y la industria farmacéutica tienen el interés compartido de avanzar en el conocimiento médico. A pesar de ello, la base ética del médico es promover los mejores intereses del paciente, mientras que la industria es volverse rentable. Dentro de la comunidad médica existe mucha preocupación en este conflicto ya que se han enraizado en el supuesto de que los juicios del profesional sobre el bienestar el paciente pueden ser inapropiados influidos por intereses secundarios. Una compañía farmacéutica tiene como meta primordial el maximizar la venta de sus productos, el médico no comparte este objetivo, pero es el principal actor en la conducción de las ventas.
Dejemos en claro que; en realidad, no toda relación médico-industria es negativa, el apoyo que se brinda para el desarrollo de cursos, congresos, investigaciones, revistas y demás avances del conocimiento es importante, el problema es situar correctamente la línea divisoria entre los factores éticos y económicos en beneficio del paciente y de nadie más.



Tristemente todo esto hablado me lleva a entrar en el tema de la "Medicina Defensiva". Como es de esperarse, el paciente con el tiempo se volvió una persona más demandante, llevó al médico a desarrollar un mecanismo para evitar ser demandado por motivos injustificados... ¿Consecuencia?... El médico buscó contar con el mayor número de evidencias que demostraran su capacidad y se vio orillado a implementar este mecanismo de "practica defensiva".
La medicina defensiva es la obtención de datos, su registro en el expediente y el desarrollo de estudios de laboratorio y gabinete que no son necesarios para apoyar el diagnóstico presuncional del médico, de acuerdo con el cuadro clínico que presenta el paciente, sino para prevenir un litigio o una demanda en caso de presentarse. Y la pregunta de oro ¿cómo afecta esto a la relación médico paciente?... Fácil, aleja a los componentes del binomio y los hace ver como enemigos, encarece la medicina y, desde luego, carece de una base ética y económica.


Sin embargo, existe otra perspectiva, los pacientes que son objeto de lesiones prevenibles ocasionadas por la atención médica iatrógena. Todos ellos deberían ser guiados y asesorados correctamente, realizar justicia sin utilizar su situación en busca de obtener algún beneficio económico adicional.
En este punto, la voz de los pacientes y familiares tiene mucho poder y debe ser escuchada para
no promover malos entendidos debido a que este tipo de casos conmueven a la población mundial y puede hacernos perder el objetivo principal con noticias sensacionalistas. Sin embargo, todas estas experiencias pueden llegar a ser mucho más... pueden ser un recordatorio viviente para el personal de salud, los administradores y formuladores de políticas, por haber sido víctimas de errores médicos trágicos.
Por importante que pueda parecer esta perspectiva, si el paciente se centra únicamente en su condición de víctima, no le deja en buena posición para trabajar como socios de los dispensadores de la atención sanitaria en prevención del daño. Más aún, en el pasado, los pacientes que se centraron en esta actitud y conservaron su actitud hostil generaron alejamiento de las posibilidades de desempeñar funciones importantes en el trabajo en pro de la seguridad del paciente, generando temor en  los médicos que de otro modo hubieran colaborado con ellos. Los pacientes y las familias tienen necesidades y deseos cuando las cosas salen mal y alguien tiene que decirles cuando algo está mal, ya que es mejor que los médicos presenten una actitud abierta y les permitan participar en la investigación dirigida a encontrar las causas del problema.

Puedo concluir que la relación "clásica" médico-paciente se ha ido modificando con el tiempo y de hecho, evoluciona de manera constante. Es indispensable que los médicos, como líderes del binomio, tomemos atención sobre los horizontes que se observan, de manera que se pueda integrar en el ejercicio de una medicina más acorde con el nuevo siglo, profesional, ética, dinámica, humanista y reflexiva.



Finalizo con la siguiente frase: "...una medicina poco tecnificada pero profundamente generosa, plena de raciocinio clínico y de entrega total al enfermo" - Marañón Cabello A. en el libro La medicina actual; luces y sombras.




No olviden leer los Derechos de los Pacientes:


 Recibir atención médica adecuada.
 Recibir trato digno y respetuoso.
 Recibir información suficiente, clara, oportuna y veraz.
 Decidir libremente sobre su atención.
 Otorgar o no su consentimiento válidamente informado.
 Ser tratado con confidencialidad.
 Contar con facilidades para obtener una segunda opinión.
 Recibir atención médica en caso de urgencia.
 Contar con un expediente clínico.
 Ser atendido cuando se inconforme por la atención médica recibida.

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